La pantera de Los Giles

Cuando yo digo que no me apunto a ninguna carrera hasta que recupere del todo es por algo, tenía unas ganas inmensas de ponerme un dorsal, pero me conozco…..

Ayer logré encajar el entreno entre distintas cosas que debía de hacer y a la carrera y sin almorzar corrí una horita.

Yo tengo carácter diesel, necesito un calentamiento previo para poner la maquinaria a tono y ayer……ayyyyy ayer…..justo al principio en una bajada cortita pero muy vertical  con piedra suelta me encuentro con uno con el culo en el suelo bajando acojonado y el resto de su grupo subiendo una larga cuesta con mucho desnivel.

Pues, fue verlos y automáticamente pensé voy a por ellos, pensamiento de pantera “a por la presa”, bueno el que estaba en la bajada ni me vio pasar, solo notó las piedrecillas caer, y me fuí a por los que subían, la máquina a revientacalderas, los ojos ensagrentados, mi motivación era pillarlos y además pasarlos mostrando suficiencia, y de ahí hasta culminar la cima sin parar.

Cuando llegué arriba me dí cuenta que mi corazón lo tenía en la mano, donde no podían verme (no hay que mostrar debilidad), me paré, sin parar de jadear, a no se cuantas pulsaciones, las babas, saliva, sudor, se mezclaron, creo que tenía acumulada toda la porqueria de estos meses, ¡Dios!, hasta el desayuno de la mañana apareció por ahí. Me decía ¿pero, qué he hecho? ¿por qué? ¿era necesario todo esto? ¿qué es esa luz?, vamos fatal, fatal.

Recuperé un poco y empecé a correr, el sabor de boca ácido ya lo tuve para todo el entreno, me quedaba por delante todo el recorrido y ya había gastado el 70% de mis fuerzas por hacer el cafre.

Como diría Jose Mota, “me pudo el ansia”, de todas formas me probé y veo que esto va marchando.

Cuando llegué a casa, ducha y a seguir, que tenía la tarde liadilla, pero cada vez que recordaba el inicio del rodaje no podía por menos que sonreirme.

Sabed sufrir: sabiendo sufrir, se sufre menos

Anatole France (1844-1924)